jueves, 27 de diciembre de 2007

Viejos amigos

—Venga pa’ acá —le dije.
—Martha, ¡qué no escucha!

Entonces Martha, con los huesos duros y los muslos fríos, se untó algo pegajoso.

—¿Otra vez tú? —me dijo, todavía ungiéndose eso.

...Era diciembre; tuvimos que cerrar la ventana.

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